domingo, 24 de julio de 2011

Puerta de aire

En el autobús lleno de gente me fijé en algo tan pequeño pero tan importante que todos tenemos, salvo alguna anomalía,  algunas veces embellece y otras es motivo de algún apelativo particular como "narizón".
Es la puerta de entrada del aire de la vida, sin ella y el resto del sistema respiratorio no estaríamos aquí.
Esa protuberancia casi en el centro de la cara, con dos puertas  por si alguno se obstruye de la que somos conscientes de tenerla cuando nos falla.
Las mujeres en parto se concentran en el terrible dolor que les embarga, sin pensar en aliento de vida que viene en camino, ese primer respiro de vida. Dentro del viente materno aunque ya tenemos nariz desarrollada,  tenemos otros mecanismos para realizar el tan apreciado intercambio gaseoso, y es en el momento del parto donde se produce el primer contanto a travez de esta puerta de aire. Tal vez el padre de aquel niño o niña sea una hombre que por las noches al dormir deje de usar la nariz y pase a usar la boca produciendo entonces unos ruidos poco melodicos y algunas veces estridentes, sin ser consciente de ello salvo cuando sienta las sacudidas de su mujer en un intento por lograr apaciguar los ruidos.
Los deportistas la usan más fecuentemente cuando estan en alguna competición o en el último segundo de una maratón un respiro profundo antes de cruzar la meta, luego de lo cual su uso se vuelve más calmado y pausado. Todo lo contrario a un catador de aromas que la usa como si fuera laúltima vez que va a apercibir ese aroma ya seas de vino, café, perfume. Los invidentes la usan para guiarse a las cosas o personas que tienen cerca, y así reconocen y caracterizan a las personas según el "perfume de mujer".
Los que sufren alguna enferemedad en ella, saben muy bien apreciarla, por que cuando les falla, por una rinitis, una obstrucción importante, una infección crónica, uan perforación u otras miles de causas, se encuentran muy molestos de no tenerla y de usar en su lugar la boca.
Y al final de los dias todo termina con un respiro profundo, luego de lo cual se cierra para siempre esa puerta de aire.

miércoles, 20 de julio de 2011

Ojos felinos

Isabel había aprendido a manejar su primera bicicleta el verano anterior, le gustaba sentir la brisa del mar rozando su rostro y se sentía libre de ir a todos lados con su nuevo vehículo.
Lo había deseado desde hace mucho tiempo, pero sus padres creían que aun no debía iniciarse en aquel mundo ciclista, y por fin en  la mañana de su octavo aniversario descubriría en el patio de su casa su tan deseado regalo. Ese dia,  bajó a toda prisa las escaleras de casa, al ver brillar el reluciente metal de las ruedas, en seguida supo que su sueño se hacia realidad. Luego de destrozar el envoltorio del regalo se dispuso a subir en ella, pero aun no estaba regulada a su altura, el padre acudió en su ayuda y luego de hacer todos los ajustes necesarios, ruedas auxiliares incluidas, para que la pequeña Isabel pueda al fin dar su primer paseo, salieron de la casa, ella se monto rápidamente y no tardó mucho tiempo antes de la primera caída. Muchos golpes después estaba lista para ir sola liberarse de las, en ese momento, "ruedas chillonas". 
Isabel sentía sus rubias trenzas batirse com el movimiento, a veces incluso jugaba a perseguir y tratar de alcanzar las palomas que volaban por los aires, pero sin conseguirlo. No había momento mas feliz del día para ella que el momento de plena libertad que sentía al montarse en su bicicleta.
Una tarde, como cualquier otra, estaba dando vueltas cerca de casa, hasta donde sus padres le tenían permitido ir, se fijó en una paloma que volaba de manera que parecía estar enferma y sin darse cuenta en su afán de seguirla entro en una calle cuesta abajo y la velocidad fue en aumento. De pronto sintió como las llantas pasaban
encima de algo que sobresalía en el asfalto e inamediatamente escuchó un maullido ensordecedor, este sonido le acompañaría durante muchas noches de insomnio, intentó frenar apoyando los pies en el suelo y apretando con todas sus fuerzas los frenos en ambas manos. Quedó detenida unos metros mas abajo, allí mismo soltó la bicicleta y la dejó caer en el suelo, a toda prisa subió la cuesta y pudo ver un bulto en el suelo que se meneaba, al acercarse lo comprobó,  vió unos ojos felinos mezclado en un pelaje gris y blanco,  con una mirada de tristeza y dolor, cogió al gato entre sus brazos acariciándolo constantemente para intentar aliviar su pena, sin conseguirlo. A los pocos minuto pasó una pareja, por aquella calle tan poco transitada, al ver la trágica escena se acercaron, uno cogió al animal herido y lo apartó del lugar, y la otra levanto a la niña y la llevó andando a casa, Isabel caminó por inercia hacia casa, en un llanto silencioso.
Su madre en todo momento la  consolaba diciendo que era todo producto de un accidente y que el herido estaba bien, aun sin tener certeza de ello, Isabel solo pensaba en que talvez nunca debió de haber montado en aquella bicicleta, que ella no servia para eso, a la vez que le venia a la mente aquella mirada de ojos felinos tan desgarradora. 
Pasarían mucho tiempo antes de que Isabel volviera a montarla y aun cuando lo consiguió aun recuerda los ihos felinos de  aquel día.

domingo, 17 de julio de 2011

Tarde cero

Hoy empieza mi incursión en este mundo virtual, y como todo en la vida tiene un inicio, aquí va la tarde de hoy, la tarde cero.
Son mas de 10 años de amistad, meses de distancia por épocas, días viviendo juntas, horas hablando sin parar mas que para ingerir liquidos o eliminarlos, minutos intensos fundidos en emociones de alegría y llanto.
Y resultado de nuestro reencuentro de esta tarde, me ha quedado un sabor de inspiración para escribir sobre mis intereses que espero pueda ayudar en algo a este cibermundo. Aunque en realidad creo que la gratificacion la recibire yo.
Que los astros nos sean propicios.
Claus